Lobbistas reconocidos y de larga trayectoria dieron a conocer ayer su opinion conjunta y concensuada de lo "inútil, insuficiente y ridículo" que resulta realizar páginas y grupos de apoyo hacia una causa en la red social Facebook. "Se piensan que los políticos o los empresarios le dan bola a esas boludeces de la web 2.0. Acá la única forma de lograr algo es con 2.0 pero palos verdes" dijo un hombre que dice haber caminado la cámara baja, la cámara alta y hasta los pasillos de Clarín en busca de favores y aprietes.
Los hombres que transitan el límite entre lo público y lo privado minimizan el impacto de las nuevas tecnologías y prefieren equipararlo a viejas prácticas de poca eficacia como "las sentadas pacíficas, la junta de firmas y las editoriales tendenciosas realizadas por cuestionados periodistas de baja imagen y poca a escasa credibilidad". Durán Bigote, un operador que de esto sabe mucho, opina igual que sus colegas. "Hay una nueva generación de lobbistas que me da vergüenza. Se creen que 30 mil fans en Facebook o 20 mil seguidores en Twitter significan algo. Jamás darle click a un botón con un dedo para arriba y una leyenda de 'Me Gusta' reemplazara al viejo y querido sobre bajo la mesa" explicó el hombre relacionado al PRO, levantando un dedo.
Blogueros oficialistas y opositores salieron al cruce de los lobbistas y les dedicaron extensos post que nadie leyó. En uno de ellos, rescatado del olvido por este cronista, se puede leer a un lobbista 2.0 opinando: "Pará, pará, pará, el otro día me dejaron tres comentarios. ¡Tres comentarios! Y sólo uno era una propaganda de viagra". Un compañero fue más optimista aún: "Las próximas elecciones no se definen en el Hotel Alvear, se definen en el muro de 678".
A continuación una encuesta ilustrativa:
Los hombres que transitan el límite entre lo público y lo privado minimizan el impacto de las nuevas tecnologías y prefieren equipararlo a viejas prácticas de poca eficacia como "las sentadas pacíficas, la junta de firmas y las editoriales tendenciosas realizadas por cuestionados periodistas de baja imagen y poca a escasa credibilidad". Durán Bigote, un operador que de esto sabe mucho, opina igual que sus colegas. "Hay una nueva generación de lobbistas que me da vergüenza. Se creen que 30 mil fans en Facebook o 20 mil seguidores en Twitter significan algo. Jamás darle click a un botón con un dedo para arriba y una leyenda de 'Me Gusta' reemplazara al viejo y querido sobre bajo la mesa" explicó el hombre relacionado al PRO, levantando un dedo.
Blogueros oficialistas y opositores salieron al cruce de los lobbistas y les dedicaron extensos post que nadie leyó. En uno de ellos, rescatado del olvido por este cronista, se puede leer a un lobbista 2.0 opinando: "Pará, pará, pará, el otro día me dejaron tres comentarios. ¡Tres comentarios! Y sólo uno era una propaganda de viagra". Un compañero fue más optimista aún: "Las próximas elecciones no se definen en el Hotel Alvear, se definen en el muro de 678".
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